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En América Latina y el Caribe sólo tres países cuentan con un nivel alto de legislación específica sobre educación sexual

Publicado: 2010-11-17

Situación del derecho a la educación sexual integral desde la perspectiva de la responsabilidad estatal

Tendencias observadas por regiones y por países

En América Latina y el Caribe sólo tres países cuentan con un nivel alto de legislación específica sobre educación sexual en las escuelas. En la mayoría de los países (11 casos) se registra un nivel medio; otros países cuentan con un nivel bajo (3 casos) o nulo (9 casos). Por lo demás, es evidente que la existencia de legislación no significa la efectiva implementación de los programas educativos.

En la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe las personas encargadas del desarrollo curricular son profesionales en pedagogía, psicología y medicina, mientras que las encargadas de la implementación de las políticas sobre educación sexual integral mayoritariamente son los y las docentes. Es de resaltar el rol que han tomado los Ministerios de Educación y Salud de muchos de los países de esta región.

En el caso europeo, la educación sexual es obligatoria en 19 países, mientras que no lo es exclusivamente en 6. La edad establecida para el inicio de la misma oscila entre los 5 y los 14 años. En esta región es variada la asignación de responsabilidad sobre el diseño y ejecución de políticas públicas sobre educación sexual. En algunos casos el Ministerio de Educación es el encargado, mientras que donde la educación sexual es concebida más ampliamente, varias son las agencias gubernamentales involucradas en el proceso. Los y las docentes son los responsables de su aplicación, en la mayoría de los casos.

El Relator Especial observa que en esta región la calidad de la educación brindada no varía tanto de país a país, sino dentro de cada uno. Es por ello que considera fundamental el rol que los Ministerios de Educación y de Salud están llamados a jugar como garantes de la universalidad de estas políticas. No obstante, se ha observado un importante déficit en la formación de los y las docentes, lo cual favorece la reproducción de concepciones estereotipadas y hasta discriminatorias. Este vacío lesiona la confianza de los y las docentes para ofrecer oportunidades educativas de calidad en materia de sexualidad integral.

Según el estudio realizado para el Congreso Internacional sobre el SIDA en Asia y el Pacífico, en el Este de Asia la mayoría de los países contaban con políticas de educación sexual, varios de ellos desde principio de los años 90. De los casos estudiados, las políticas en la materia más ampliamente implementadas fueron las de Papua Nueva Guinea, Mongolia, Filipinas y Tailandia. Asimismo, desde ese año se observa un avance en la implementación de políticas públicas y leyes nacionales en varios países. Sin embargo, si bien en la región se dicta algún tipo de educación sexual, la mayoría de los jóvenes no reciben educación sexual integral.

A pesar de que un buen número de los países de esa región reportan políticas de educación relacionadas con VIH, son relativamente pocos los que lo abordan de un modo integral, ya que raramente se hace referencia a los derechos humanos, los valores y las habilidades para la vida y participación de las comunidades.

Asimismo, se observa la falta de asociaciones con sectores estratégicos como el de la salud o las comunidades de referencia, para el diseño, la implementación y la evaluación de las políticas desarrolladas.

En el caso de África, varios países no brindan ningún tipo de educación sexual planificada. Según algunos estudios, las familias se muestran incómodas hablando sobre sexualidad con sus hijos e hijas; sin embargo, los y las jóvenes reciben algún tipo de información de manera no oficial por conocidos o a través del programa de prevención del VIH.

Según un estudio de la UNESCO, hacia 2004, 19 de los 20 países africanos con mayor prevalencia del VIH incluían en el nivel primario este tema en el currículo y en 17 se incluían programas de educación de habilidades para la vida. Sin embargo, se observó que su implementación era muy lenta y dejaba sin cobertura a quienes no estaban dentro de los canales de la educación oficial.

En relación con los currículos oficiales, se observa que en América Latina y el Caribe, la información sobre sexualidad se aborda más comúnmente como un contenido transversal. Según una sistematización del abordaje de los temas prioritarios para el nivel primario, realizada desde el Instituto Nacional de Salud Pública de Cuernavaca, Guyana, Jamaica, México, Trinidad y Tabago y el Uruguay abordan la totalidad de los temas pertinentes. Nueve países cubren cinco; seis consideran cuatro; cinco países reportan cubrir tres y uno cubre sólo uno de los seis temas.

En Europa, la educación sexual se dicta de manera transversal; por ejemplo en Portugal, donde se aborda en biología, geografía, filosofía y religión, y en Bélgica, donde los aspectos morales y éticos de la sexualidad son tratados en las lecciones de moral y religión. En Dinamarca, Estonia y en menor medida en Francia, se incluye en los estudios sobre ciudadanía, dando una perspectiva más amplia del campo tratado. Otros países la implementan desde la perspectiva biológica. La focalización en lo biológico si bien realza la importancia de la educación para la salud, a menudo deja de lado las cuestiones relacionales y afectivas, debilitando la perspectiva integral.

A pesar de la preferencia del estudiantado por los métodos interactivos, en Europa se siguen utilizando predominantemente los métodos convencionales de enseñanza, aunque en algunos casos se incluye la utilización de medios masivos de comunicación, Internet, vídeos, juegos y teatralizaciones.

En la región de Asia y el Pacífico la educación sexual tiende a brindarse a través de materias como biología, ciencia y salud. Todos los países de la región afirman incluir educación sobre el VIH en el nivel secundario; seis de ellos (Camboya, República Democrática Popular Lao, Myanmar, Papua Nueva Guinea, Tailandia y Viet Nam) afirman incluirlo en la educación primaria y 13 la incluyen en la formación docente. Sin embargo, en algunos de los países de la región la educación sexual se restringe a la perspectiva biológica o moral, desconociendo el amplio rango de dimensiones en la que afecta las vidas de las personas.

Merecen destacarse las experiencias de Camboya que, contando con un marco legal cada vez más sólido, continúa avanzando en la implementación de la educación sexual con aumento presupuestario para el área y que integra la perspectiva de género en el proceso educativo; así como Tailandia, que incluye la educación sexual en el currículum obligatorio desde 1978 y que ha desarrollado un manual destinado a estudiantes musulmanes. Desde 2000, Viet Nam tiene un compromiso sostenido con la inclusión de educación para la prevención del VIH y la salud reproductiva en el currículo obligatorio para los niños y las niñas de 10 a 12 años y como extracurricular entre los 6 a 9 años.

Según la Oficina Internacional de la Educación, 10 de los 18 países de África subsahariana establecen como obligatoria la temática del VIH/SIDA en la educación primaria. Sin embargo en muchos países africanos los adolescentes no tienen acceso a información sobre la sexualidad. A partir de varios estudios llevados a cabo en la región, se estima que entre las personas que recibieron educación sexual, casi la mitad no recibió información sobre los temas considerados centrales (anticoncepción, proceso del embarazo y su prevención, enfermedades de transmisión sexual, negación a mantener relaciones sexuales). Se afirma que en la gran mayoría de los casos, la educación sexual se brinda a través de conferencias y solo en unos pocos se recurre a herramientas más efectivas como las interactivas y relacionales.

En cuanto a la forma en que son incorporados los contenidos en el currículo oficial, no se encuentra una tendencia única en la región. En algunos casos, como el de Namibia, se incluye dentro del tema “habilidades para la vida”, sin embargo, los contenidos relacionados con el VIH son insuficientes o inadecuados y es preciso reforzarlos.

Según el estudio realizado por el Guttmacher Institute, en Burkina Faso, Ghana, Malawi y Uganda alrededor de la mitad de jóvenes de 15 a 19 años han recibido algún tipo de educación sexual en el ámbito escolar. En Malawi, el 66% de las jóvenes y el 56% de los varones entre 15 y 19 años que concurrían a la escuela, informan no haber recibido ningún tipo de educación sexual. En Burkina Faso el reto es mayor, considerando que más de la mitad de jóvenes de entre 15 y 19 años nunca fueron incluidos en el sistema educativo. Asimismo, hacia la finalización de la educación primaria (entre 12 y 14 años) las jóvenes están entrando a una edad sexualmente activa, y es por ello que deben tener conocimientos específicos para prevenir embarazos no deseados y el contagio del VIH. Esto sugiere que la educación sexual debe comenzar antes de la finalización del nivel primario para poder aspirar a algún grado de efectividad y tener oportunidad de modificar conductas.

Finalmente, el Relator desea destacar la experiencia de Dinamarca, donde la formación del profesorado sobre educación sexual se realiza junto a la Asociación Sexo y Sociedad. El Relator considera que este caso constituye un buen ejemplo de relaciones de colaboración entre el Estado y la sociedad civil en la búsqueda de herramientas para favorecer y extender la educación sexual a toda la población. Se deben destacar también las valiosas iniciativas desarrolladas por el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer.

Fuente: Naciones Unidas Asamblea General. 23 de julio de 2010


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Alianza por la Educación Sexual Integral ¡Sí podemos! Alianza conformada por Movimiento Manuela Ramos, Amnistía Internacional, Inppares, Lundu, CMP Flora Tristán, Fovida, Prosa, Redess Jóvenes, Apropo, Kallpa, Red Interquorum Lima, Movimiento el Pozo, Colecti


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¡La educación sexual integral SÍ me importa!

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